Inauguración de las obras de la carretera a Portilla de la Reina
El artículo transcrito aquí abajo fue publicado en el diario El Liberal, de Madrid, el jueves 5 de octubre de 1916, nº 13.476.
El pasado domingo se han inaugurado oficialmente las obras de una carretera importantísima que ha de servir para la unión de Asturias y Castilla. Se trata de la carretera de Arenas de Cabrales (Oviedo) a Punta de la Peña (León), siguiendo el curso del poético río Cares y cruzando los macizos de los famosos Picos de Europa. Con el nuevo camino las riquezas de aquellos pueblos tendrán fácil salida y el turismo encontrará nuevos y sorprendentes atractivos en aquellos sitios incomparables.
Esta importantísima carretera se inició hace más de veinte años. Por su realización trabajaron o prometieron trabajar cuantos se interesan en el progreso de Asturias, pero todavía estaría en los archivos del ministerio si un humilde hijo de Cabrales no hubiera hecho de la realización de tan importante obra el sueño dorado de su vida. Nos referimos al popular Pedro Niembro, nacido en aquellas montañas de Cabrales, pero que en Madrid ha creado su hogar y ha conquistado una posición y un nombre de todos querido y respetado. Esa simpatía personal de Pedro Niembro ha hecho el milagro, pues aprovechando sus amistades con todos los hombres públicos de todos los partidos, a todos ha molestado, a todos ha interesado por su noble causa, y un día del brazo del entusiasta astur marqués de Villaviciosa, y otro, en compañía del diputado republicano D. Eduardo Barriobero, con todos ha subido las escaleras del ministerio de Fomento, logrando a fuerza de perseverancia que se abreviaran trámites, que se ultimara el proyecto, y en fin, que se obtuviera el dinero necesario y pudieran empezar las obras, como ya han empezado, bajo la dirección del notable ingeniero Sr. Quiroga.
Conocedores de estas gestiones todos los habitantes de aquellas montañas han hecho un verdadero homenaje de cariño y gratitud a D. Pedro Niembro, para quien estuvo reservado el honor de prender fuego a la mecha que había de hacer explotar los barrenos, como primer paso de los trabajos.
Al acto solemne de la inauguración asistieron miles de almas que no cesaron de aclamar al hijo ilustre de Cabrales y a cuantos le han ayudado en el logro de tan ansiada obra. Hubo fuegos artificiales, bailes, músicas y banquetes. Los niños entonaron himnos de alabanza; las mozas vistieron sus mejores galas, y durante dos días aquellos incomparables lugares han presenciado el magnífico espectáculo de ver contentos y alegres a aquellos humildes labriegos tantos años olvidados, y para los cuales el nuevo camino descubre una nueva vida de trabajo y de bienestar.
De Madrid fueron al acto de la inauguración el ingeniero D. Rafael Gallego, en representación del ministro de Fomento; D. Pedro Niembro y su hijo Emilio, concejal madrileño; el ex diputado D. Eduardo Barriobero, varios representantes de la Prensa y muchos amigos particulares del héroe de esta gran batalla por el progreso. Otras muchas personalidades invitadas al acto, y que no pudieron concurrir, enviaron a Niembro cartas de entusiasta felicitación, y entre ellas el señor marqués de Villaviciosa, el general Burguete, actualmente gobernador de Oviedo; el respetable D. Fermín Canella, el diputado D. Roberto Castrovido, el ingeniero agrónomo de la provincia D. Manuel Naredo, y otros que sentimos no recordar.
Después del acto solemne de la inauguración de las obras hubo un gran banquete, sentándose a la mesa, además de la ya nombrados, todas las personas de representación en aquellos pueblos, como son D. José Tarno, director de "El Eco de los Valles", el médico D. Agapito Soberado, los sacerdotes D. Ricardo Díaz y D. Nicanor Guerra, Mr. James Innes, Mr. Richumd Lee, los hermanos Fernando y Santiago Guerra, D. José López, D. Anselmo de Caso, D. Antonio Iglesias, el director de la Escuela oficial de derivados de la leche, Sr. López Dueñas; D. Vicente Prieto, D. Manuel Herrero, D. Nicanor Díaz, D. José López, D. Manuel Niembro, hermanos Moradiellos y otros muchos.
A la hora de los brindis, y a petición del pueblo, que deseaba escucharlos, se improvisó un "meeting" en la plaza, y desde el balcón de la casa donde nación Niembro, pronunciaron elocuentísimos discursos D. Pedro y su hijo Emilio Niembro, el prestigioso médico asturiano Sr. Con y Tres, el ex diputado Barriobero, el redactor de "El Imparcial" Sr. Blanco, y por último el representante del ministro de Fomento Sr. Gallego. Todos los oradores se inspiraron en un alto sentimiento de patriotismo, ensalzando las ventajas del progreso que habrá de proporcionar a España en la nueva vida que está engendrando la catástrofe europea 1., la verdadera regeneración, si todos trabajamos para llevar por el mundo nuestras riquezas naturales.
Todos los oradores fueron entusiásticamente aplaudidos.
Las fiestas se prolongaron toda la noche y al día siguiente salieron para Madrid los expedicionarios, encantados de la hospitalidad de aquellos sencillos y nobles campesinos.
La nota discordante en este regocijo la dio el alcalde de Cabrales, Sr. Mestas, permaneciendo todo el día en su casa, sin querer tomar parte en las fiestas ni cumplir siquiera los deberes de cortesía de saludar a la representación oficial del ministro de Fomento, D. Rafael Gallego, ni a la representación del gobernador de la provincia, que ostentaba el dignísimo jefe de Correos de Oviedo D. Benjamín Díaz de Recaman, ni a la del ministro de la Gobernación, que estaba representado por el concejal madrileño don Emilio Niembro.
Sin duda el señor alcalde quiso que los que fueron de Madrid se enteraran de lo que son las pasiones del caciquismo, verdadera rémora para el progreso de los pueblos. Por fortuna los tiempos van cambiando y la civilización arrollando la tiranía de los monterillas 2..