Trova de Cabrales

 

Mas ¿por qué no metí aquí
los lugares de los Puertos?
Respondo: Porque no hay gallo,
ni sé decir mal de ellos,
porque nunca estuve allá,
pero sé que son buenos,
muy astutos y sagaces,
muy hábiles y muy discretos.
Con su queso y su manteca
ganan cualquier pleito,
aunque por eso no dejan
de ser grandísimos puercos
en esto de la limpieza
de la manteca y el queso.

Ya doy fin a mi arenga,
perdónenme los molestos,
que yo también perdono
lo que de mí están diciendo,
y ustedes, señores gallos,
no sean tan majaderos,
ni presuman de señores,
que el que más se precia de esto
no tiene nunca en su bolsa
con qué mandar rezar un ciego.

Luego… ¿qué señores son
sin rentas y sin dinero?
Si son unos pobres diablos,
que sudando y atendiendo
a la labor y ganados
cogerán si el año es bueno
cuatro celemines de maíz
y chichos para un puchero,
y poco pan para sopas,
gastando con mucho tiento
que no hay para gollerías
ni para enseñoramientos.

Y ved, amigos, que va
mi musa enronqueciendo;
mucho que decir tenía,
pero… ¡ah! Adiós, que yo no quiero
apretar más las clavijas,
para otra vez los espero;
si sé que hablan de mí
han de llevar pan de perro,
pues lo que yo digo aquí
bien saben que todo es cierto ;
pero lo que de mí han dicho
es todo falso y enredos,
y así recíprocamente.

Chitón, callen y callemos,
para los señores curas
una loa quedo haciendo,
porque han dicho algo de mí,
pues yo diré poco y bueno
dejándolos con su crédito.

Cesaremos por ahora,
dejando el proceso abierto,
con intención de acabarlo
y echarlo a la imprenta luego.
Dispénseme todo el mundo
por estos toscos renglones,
pero si alguno se quema
no se llegue a los tizones.
Señores, es mi escritura
tan cándida y tan sencilla
que bien quisiera poner
aquí alguna maravilla.



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