Trova de Cabrales

 

Los de Inguanzo son llambriones,
troneros y vocingleros,
ladran mucho y muerden poco,
son toscos y mal honestos,
De aquestos hay unos pocos
en el inmediato pueblo
del Través, por su desgracia
castigo del Ser Supremo,
éstos tienen por Apolo
un gallipavazo fiero,
cara de león de piedra,
narices de gato viejo,
que de verlo solamente
infunde terror y miedo
a cuatro pobres palurdos
que trata con tal desprecio
que parecen sus esclavos
según los tiene sujetos.

Que, cuando no los oye, gritan,
braman y murmuran recio,
pero viéndolo parecen
escolares con el maestro,
ellos, en viéndole agrado,
le huelen los gregüescos,
si alguna vez estornuda,
por detrás ellos atentos,
con la montera quitada, dicen:
"Dios le ayude a usted",
con muchísimo respeto.

Él es un león con uñas,
un tigre, un rico avariento,
mucha envidia y ambición,
mala entraña y peor pecho,
no tiene ningún vecino
que diga que en esto miento;
cuando guardaba las vacas
no alzaba tanto el pescuezo,
que le iba por la ruin camisa
un piojo como un rezno.

Éste es Toribio Bernardo,
animal de grandes gestos,
planeta de sus vecinos
y grandes girasol de aquellos
que necesitan sus jazas
y de otros que le echan incienso,
soplones aduladores,
besaculos y embusteros,
que le festejan y adoran
como perrillos falderos.

Solos no pueden comprar
una casa, cuyos dueños
la suben como la espuma,
que es su mayor sentimiento,
con que les quiebren los ojos
de envidia y fino veneno;
de este contagio me libre
el autor del Universo,
en este pueblo distingo,
libres de todos estos defectos,
una, dos o tres familias,
que no son capaces de ello,
los Alonso, los Inguanzo,
y, entre ellos, algunos Huerdo,
éstos nunca sucumbieron
y por lo tanto confieso
que no hablo con pasión,
pues no soy pariente
ni me mezclo entre ellos.



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